martes, 1 de febrero de 2011

DESOBEDIENCIA CIVIL

En el mundo actual, son el "G-8" y el "G-20", movimientos de naturaleza económica los que dirigen el mundo. Estos grupos están formados lógicamente por las naciones más ricas del mundo.

Un movimiento económico no puede dirigir el mundo. Tiene que ser una idea, un principio, una directriz moral o una filosofía, que busque la justicia social, el progreso armónico y la dignidad de los seres humanos y de las naciones. Pero un movimiento económico, no tiene alma, es un depredador sin alma, que busca más beneficios y perpetuar el estatus de unos pocos sobre la mayoría.

Todos los gobernantes del mundo, dejando de lado sus principios morales y las formas éticas, se someten al dictamen económico de estos grupos o de otros tantos grupos de poder. Y al seguir estas directrices, se incumplen los valores de la justicia y los valores morales, éticos y sociales que deben dirigir al pueblo.

Mi pregunta es esta: ¿Debemos seguir las normas, las leyes y las recomendaciones, impuestos y normas de nuestros dirigentes?

Si las seguimos, incumplimos los valores elementales que forman parte del derecho natural, de los valores éticos universales y los valores espirituales.

¿Debemos dar al Cesar de nuestro tiempo su tributo? Yo creo que no.

Pero estos grupos de poder equivocado, para que tú cumplas sus normas, se dotan de leyes, de represión, de ejércitos y de instrumentos represores que no puedes ignorar.

Nos cobran por todo y nos controlan en todo.

Tengo un amigo encantador, que es teólogo. Hombre de fe y práctica religiosa ordenada. En nuestros coloquios amenos y tolerantes yo le digo:
- Antonio, dentro de poco nos van a cobrar un impuesto por hacer el amor. Cada vez que suba la temperatura de los genitales, un sensor térmico, se entera Rubalcaba y enviará por radiofrecuencia un impulso al Ministerio de Hacienda y te aplicaran el impuesto correspondiente. Hoy en día tenemos una tecnología, que con un simple sensor extrafino de silicona electromagnético, puesto bajo la piel basta.

- ¡Que bruto eres Vicente!, ¿Cómo van a hacer esto? Es una barbaridad -.

Nos reímos un buen rato pero cuando nos separamos, Antonio se fue muy preocupado. Mira que si mañana me llaman para implantarme un electrodo en el pene, pues a este paso pagaremos por absolutamente todo.

Hace unos meses Antonio intento instalar en su chalet de La Eliana, en donde vive unos paneles solares, a fin de contribuir al problema energético al que la Humanidad se debe enfrentarse en un futuro, por eso del cambio climático, que es como un billete de 1000 euros, que crees que existe pero que nunca lo veras.

Solicito a la Conselleria pertinente e impertinente (que también hay muchas) la perinente autorización para instalarlos y justo en ese momento comenzó su calvario.

Le pidieron escrituras, informes de catastro, modelo de instalación, plano de la instalación, informe de impacto visual, impacto ambiental, etc., etc. Mi amigo se quedó alucinado, puesto que reunir todo este material y los informes suponían un montón de dinero, que al pagarlo desnivelaba el presupuesto que tenía para los dichosos paneles.

Casi al instante evoqué la figura de Akhenatón, que fue célebre por haber impulsado transformaciones radicales en la sociedad egipcia, al convertir al dios Atón en la única deidad del culto oficial del Estado. El culto al dios solar Atón está plenamente desarrollado en el cuarto año del reinado de Akhenatón. Abolió la adoración a dioses como Amón, y las prebendas de las castas sacerdotales. A ver si viene otro Akhenatón y acaba con las prebendas de las castas políticas de España.

¿Quién podría imaginar entonces que nos cobrarían por recibir la luz del Sol?

Si te vas al campo y pones una cabra, te cobran por la cabra, o por la gallina que te da huevos.
Te cobran por el árbol que da fruto,
Te cobran por trabajar, por el agua, por la luz, por aprender, por vivir.
Te cobran por tu entierro aun estando en vida.
Te cobran por purificar el aire en las ciudades, o por drenar el agua de los ríos.

Imaginad a un indio piel-roja, de hace dos siglos, que le dicen que en este siglo el Estado cobra por el agua que se consume.

¡Eso sí!...nos dicen que somos libres, quizás lo seamos, pero nos está costando mucho dinero. Y además esta libertad, no tiene que ver nada con la verdadera libertad que requiere nuestro espíritu y nuestra dignidad.

En España tenemos un veinte por ciento de parados y un cuarenta por ciento de paro juvenil y lo triste es que a pesar de todo no podemos hacer nada para que los que dirigen el país se marchen y nos dejen en paz.

La democracia lo impide y tenemos que asistir a nuestra agonía, en nombre de la Ley.

Vamos a ver qué pasa y que el Papa Estado se meta en sus cosas y nos deje respirar y ser libres, ¿Vale?




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