sábado, 30 de abril de 2011

SAN VICENTE FERRER

Filosofo, nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una fervorosa devoción hacia Jesucristo y a la Virgen María y un gran amor por los pobres. Su padre era Notario de Valencia.

Le enseñaron a hacer una mortificación cada viernes en recuerdo de la Pasión de Cristo, y cada sábado en honor de la Virgen Santísima y estas costumbres las ejercitó durante toda su vida. Era el encargado de repartir cuantiosas limosnas que la familia acostumbraba a dar a los más necesitados.


Se hizo religioso en la Comunidad de los Padres Dominicos y, por su gran inteligencia, a los 21 años ya era profesor de filosofía en la universidad.

Durante su juventud el demonio lo asaltó con violentas tentaciones y, además, como era extraordinariamente bien parecido, varias mujeres de dudosa conducta se enamoraron de él y como no les hizo caso a sus zalamerías, le inventaron terribles calumnias contra su buena fama y claro como no estaba TV 5 ni la 6ª, todo esto lo fue haciendo fuerte para soportar las pruebas que le iban a llegar después.

Cuenta una de las múltiples anécdotas de esta grandioso Santo que siendo un simple diácono lo enviaron a predicar a Barcelona y en esta ciudad se estaba pasando por un período de hambre y los barcos portadores de alimentos no llegaban.

Entonces Vicente en un sermón anunció una tarde que esa misma noche llegarían los barcos con los alimentos tan deseados. Al volver a su convento, el superior lo regañó por dedicarse a hacer profecías de cosas que él no podía estar seguro de que iban a suceder. Pero esa noche llegaron los barcos, y al día siguiente el pueblo se dirigió hacia el convento a aclamar a Vicente, el predicador. Los superiores tuvieron que trasladarlo a otra ciudad para evitar desórdenes.

Se le conocen gran cantidad de milagros en vida, que le hicieron muy famoso.

Vicente estaba muy angustiado porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas y había muchísima desunión pero como él ponía tanta pasión y sufría por todo de tanto afán se enfermó y estuvo a punto de morir de ansiedad, pero una noche se le apareció Nuestro Señor Jesucristo, acompañado de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán y le dio la orden de dedicarse a predicar por ciudades, pueblos, campos y distintos países. Y Vicente recuperó inmediatamente su salud.

Durante 30 años este inmenso Santo recorrió sobretodo el norte de España, Francia, Suiza y parte de Italia, predicando incansablemente, con enormes frutos espirituales y siempre hablando en Valenciano (Ojo catalanistas, hablaba siempre en Valenciano) todo el mundo lo entendía, tenía como los apóstoles el don de las lenguas.


Grandes cantidades de personas de toda clase social se amontonaban para escucharle sus fantásticos sermones y muchas ciudades debería de hablar ante la gente fuera de los templos porque no cabían todos dentro.

Su voz sonora, poderosa y llena de agradables matices y modulaciones y su pronunciación sumamente cuidadosa, permitían oírle y entenderle a más de 500 metros, esta misma cualidad tenia nuestro Papa Juan Pablo II que por cierto mañana domingo va a ser Beatificado en Roma.

Sus sermones eran larguísimos y en alguna ocasión solemne podría durar hasta 6 horas, pero el que escucha sus sermones jamás se aburría.

Al Igual que Juan Pablo II, antes de predicar o participar en algún hecho relevante, Vicente rezaba por cinco o más horas para pedir a Dios la eficacia de la palabra. Se sabe que dormía en el suelo como haría siglos después el Fundador del Opus Dei San Josemaria Escriba.

Sus sermones llenaban el espíritu del que lo oía y convirtió a muchísimos pecadores y como le acudían cientos de personas a escucharle, él iba siempre acompañado de muchos sacerdotes para que pudieran confesar en ese momento de arrepentimiento.

Como la gente se lanzaba hacia él para tocarlo y quitarle pedacitos de su hábito para llevarlos como reliquias, tenía que pasar por entre las multitudes, rodeado de un grupo de hombres encerrándolo y protegiéndolo entre maderos y tablas. El santo pasaba saludando a todos con su sonrisa franca y su mirada penetrante que llegaba hasta el alma.

Pero el tema en que más insistía este santo predicador era el Juicio de Dios que espera a todo pecador. La gente lo llamaba "El ángel del Apocalipsis", porque continuamente recordaba a las gentes lo que el libro del Apocalipsis enseña acerca del Juicio Final que nos espera a todos.

Los milagros, se cuentan por cientos acompañaron a San Vicente en toda su predicación. Y uno de ellos era el hacerse entender en otros idiomas, siendo que él solamente hablaba su lengua materna, el valenciano y el latín. Y sucedía frecuentemente que las gentes de otros países le entendían perfectamente como si les estuviera hablando en su propio idioma era una repetición del milagro que sucedió en Jerusalén el día de Pentecostés, cuando al llegar el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, las gentes de 18 países escuchaban a los apóstoles cada uno en su propio idioma, siendo que ellos solamente les hablaban en el idioma de Israel.

San Vicente se mantuvo humilde a pesar de la enorme fama y de la gran popularidad que le acompañaban, y de las muchas alabanzas que le daban en todas partes.

Los últimos años, ya lleno de enfermedades, lo tenían que ayudar a subir al sitio donde iba a predicar. Pero apenas empezaba la predicación se transformaba, se le olvidaban sus enfermedades y predicaba con el fervor y la emoción de sus primeros años. Era como un milagro. Durante el sermón no parecía viejo ni enfermo sino lleno de juventud y de entusiasmo. Y su entusiasmo era contagioso. Murió en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fueron tantos sus milagros y tan grande su fama, que el Papa lo declaró santo a los 36 años de haber muerto, en 1455.

Muy importante fue su activa y decisiva participación en el Compromiso de Caspe, en donde fue elegido como rey de Aragón Fernando de Antequera, de la dinastía Trastamara procedente de Castilla. Vicente trabajó activamente en conseguir solucionar el llamado Cisma de Occidente.

La Iglesia celebra su onomástica el 5 de Abril, pero en Valencia donde San Vicente Ferrer es Patrón de la Comunidad Valenciana, lo celebra el lunes siguiente después de Pascua, es decir en este año se celebra mi Santo por cierto, el día 28 de Abril de 2014, lunes.


Muchas gracias por su felicitación aunque sea mental y hasta la próxima.

3 comentarios:

Maribeluca dijo...

Felicidades, hombre! Cuesta poco escribirlo

Vicente Rubio dijo...

Muchas gracias, pero que cueste tanto decirlo, caray.
De verdad gracias y hasta pronto amiga, me encanta que una mejer tan inteligente como tu me lea un poquito.
Besos

Anónimo dijo...

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